Seven Capítulo 5

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Después de un tiempo acabamos los dos durmiendo en su habitación, ya que era más grande. Cuando Ángela se despertó se vistió y me preguntó:

-¿Quieres que vaya a por una camiseta para ti? Aun la tienes en el otro cuarto así que...
-Vale, me harías un favor, no me apetece levantarme- dije mientras daba vueltas por la cama.
Ella se acercó, me dió un beso y se fue hacia mi habitación. Tardó un poco más de la cuenta y cuando vino traía consigo mi daga.
-¿Por qué tienes una daga?
Yo me quedé paralizado, era de un material especial, con un poder más especial aún, si se cortaba su alma se separaría de su cuerpo. Me acerqué rápidamente a ella y cubrí la mano que sujetaba la daga con la mía y añadí:
-Es un artículo de coleccionista, bastante caro- cogí la daga y la aparté de ella.
-Es preciosa-dijo Ángela.
-Si, lo es. La más bonita que he visto- la daga era plateada con detalles verdes que estilizaban su forma puntiaguda y abrazaban el mango como si fuera una serpiente.
Guardé la daga en un cajón de la mesita de noche de la derecha, el lado donde solía acostarme yo, y le dije:
-Se que es impresionante, pero está muy afilada y no me gustaría que te hicieras daño, mejor que se quede en el cajón- dije, y le di un beso en la mejilla.
-Si, resplandecía de un modo... mortal, podría decirse. Se notaba que estaba afilada.
-¿Vamos a desayunar?-dije cogiéndola de la mano y arrastrándola hacia el piso de abajo en dirección a la cocina para apartarla del lugar.
-¿Estás bien?, te noto nervioso-dijo cuando llegamos a la cocina.
Yo la cogí por la cintura y la senté en la encimera mientras ella reía y le dije:
-Tú me pones nervioso- y la besé.
Ella abrazó mi cuerpo con las piernas acercándome más, pero en ese momento sentí algo, algo no iba bien. La cogí y abrazándola la bajé y la escondí detrás de la encimera. En ese momento se oyó un estruendo enorme y dos figuras enormes con los colmillos sobresalientes y afilados aparecieron en la casa con armas buscándome.
-Mierda-susurré- quedate aquí me oyes. Abre el armario del fregadero y intenta esconderte ahí.
Ángela me miraba aterrorizada pero asintió.
-No te asustes por esto que vas a ver.
Cerré los ojos y mi espada apareció en mi mano mientras mis ojos se volvían de color plateado y un aura roja me rodeaba.
-¡Eh!-subí encima de la encimera y de un salto me aproximé a los intrusos.
Blandí la espada en su dirección, al verme los dos me atacaron. Con una vuelta utilizando la espada logré parar los dos ataques. No eran de lo más poderoso, pero podían causarme problemas y muy graves, sobre todo si encontraban a Ángela.
Un sentimiento protector me invadió, no dejaría que le hicieran daño. Notaba sus ojos clavados a mi espalda mientras peleaba. Sabía que no era humano. Llegados a este punto, ¿por qué no luchar con todo lo que tenía?
Si quería librarme de ellos no podía limitarme a parar y esquivar sus golpes, tenía que matarlos. Utilicé mi poder para enviar una onda que lanzó al primer sujeto hacia atrás, atravesó la ventana y cayó fuera al jardín."



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