"Durante las siguientes
semanas intenté evitarla todo lo que pude pero sin que se llegara a
notar demasiado. Comíamos juntos alguna vez, pero la mayoría del tiempo
cada uno hacía su vida y era lo mejor, porque cada vez que pasábamos un
rato juntos me ponía nervioso y no me gustaba estar nervioso. Siempre
tenía las emociones controladas y por una humana eso no iba a cambiar.
Normalmente Ángela se
pasaba el día pintando o haciendo la visita por la sucursal con
turistas, también hablaba muchas veces por teléfono con una mujer y ella
siempre le preguntaba por mí. A estas preguntas Ángela contestaba de la
forma más vaga posible diciendo que se podría decir que éramos amigos y
que nos llevábamos bien, pero al hablar de mi solía intentar cambiar de
tema, evitarlo a toda costa, aunque la otra mujer era muy insistente y
siempre acababan comentando algo.
Yo por el contrario me
dedicaba a hacer actividades con los niños en el pueblo, les enseñaba a
jugar al lacross desde hacía un par de semanas y por la tarde salía a
correr hasta que llegaba el puerto y me quedaba mirando el mar durante
un rato hasta que me apetecía volver a la casa. Así reducía os los
encuentros a las comidas y poco más.
Un viernes yo estaba en
el sofá mirando las noticias cuando ella se sentó a mi lado con la
camiseta manchada de pintura, algo bastante normal en ella. Tenía cara
de aburrimiento y al cabo de un rato me miró, se le iluminó la cara y me
dijo:
-¡Eh!, ¿sabes que podríamos hacer?
-No- y sonreí- que yo sepa aún no puedo leer mentes.
Ella rió y dijo:
-Hoy hay una fiesta, la gente va a ir a bailar. Estoy cansada de estar en casa. ¿Te apetece ir?
Yo me quedé pensándolo y ella siguió intentado convencerme dada mi falta de entusiasmo.
- Vamos por favor...
Necesito que me acompañes, si no... los babosos del pueblo me acosarán y
estaré muy incómoda. Además así pasamos un poco de tiempo juntos que
últimamente no hablamos casi y eres... bueno, el único amigo que tengo
aquí por ahora.
Me supo mal por ella así
que acepté la invitación, pero puse dos condiciones, una fue que no
bailaría y la otra que no volveríamos demasiado tarde. Ella las aceptó
encanta y se fue a arreglarse para salir a cenar a la plaza del pueblo.
Yo hice lo mismo, fui a ponerme otra camiseta limpia y unos vaqueros.
A los diez minutos yo ya
estaba arreglado, tenía puesta una camiseta gris de pico y unos
vaqueros azul oscuro. Me peine el pelo de forma que se quedo de punta y
me afeité. Por el contrario Ángela tardó media hora en salir de su
habitación y otros diez minutos del cuarto de baño. Al fin, pasado ese
tiempo, bajó por las escaleras.
Estaba preciosa, se
había hecho ondas en el pelo y maquillado, llevaba una raya fina y
oscura en el ojo que lo estilizaba y lo hacía aún más bonito y un poco
de colorete. Se había puesto un vestido que le llegaba casi a la rodilla
de flores y se había puesto unos tacones a conjunto.
-¿Cómo estoy?- preguntó mientras giraba para que viera como le quedaba el vestido.
-Estás estupenda- dije con sinceridad.
Ella sonrió y después de
coger las llaves de casa salimos. No hacía falta coger el coche porque
la plaza estaba a cinco minutos andando.
Al llegar vimos que
habían puesto una carpa con mesas y una cocina improvisada para que la
gente cenara allí. Un poco más a la derecha estaba la pista de baile,
con un equipo de música enorme que manejaba un chico del pueblo. Ella
decidió sentarse en las últimas mesas ya que eran las más cercanas a la
pista de baile..."
¿Qué pasará en la fiesta del pueblo? ¿Algún acercamiento de la parejita?
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