Seven: Capítulo 1

Siguiendo con el ejemplo de historia os añadimos aquí el primer capítulo, y en unos días pondremos algún que otro capítulo más, hoy os dejamos el enlace, y... ya sabéis, descubrir el mundo de Wattpad es emocionante (para los fans del arte claro) 




Llevo 19 años de descanso. Durante este tiempo he conseguido varios trabajos y me he mudado algunas veces. He conocido a gente a la que prometo que llamaré pero que nunca más sabrán de mí.
Después  de haber pasado por NY y por L.A. me dirijo a Alabama. Me gusta pasar los primeros años en ciudades grandes, ya que, al tener tanta afluencia de gente hacen a cada individuo más  anónimo, más  difícil de encontrar... El último  año en cambio  me gusta ir  un pueblo, disfrutar de la tranquilidad y de las fiestas... Cada fin de semana hay algo, puestos en la plaza, bailes, representaciones...etc. Sobre todo me gusta la simpatía y el modo que tiene la gente que vive en los pueblos de acoger a nuevos vecinos. Por todas estas razones siempre visito un pueblo antes de volver al trabajo.
Esta vez he escogido Mobile, es un pueblo que está al sur de Alabama. Alquilé una casa por teléfono desde Los Ángeles. Conduzco por la carretera hasta que por fin veo la señal que indica el camino hacia Mobile. Al cabo de un rato, no demasiado largo, estoy ahí.
Me costó un poco encontrar la casa que había alquilado. Era pequeña, pero bonita. Tenía dos pisos, un porche de madera, un jardín que rodeaba la casa, y una pequeña piscinita en la parte posterior hecha de obra y decorada con azulejos de colores azules y turquesas. Después de dar una pequeña vuelta por el exterior de la casa me dispuse a entrar.
Había un coche en la entrada e imaginé que sería de la casera, que estaba esperando mi llegada para darme las llaves, y supuse que también me daría la bienvenida. Llamé a la puerta un par de veces y una mujer preciosa abrió la puerta. Tenía el cabello negro y largo que le llegaba casi a la cintura. Unos ojos marrón claro rasgados, pestañas largas enmarcaban sus ojos. Una sonrisa iluminaba su cara. No era muy alta, mediría cerca de un metro setenta. Vestía una camiseta de tirantes blanca manchada de pintura azul y unos vaqueros cortos. Me di cuenta de que no llevaba zapatos y que sus uñas de los pies estaban pintadas de azul oscuro.
-¿Puedo ayudarte en algo?- me preguntó.
-Hola, soy Seven, el chico que te ha alquilado la casa- luego me quedé pensando en que no era la voz que recordaba haber escuchado por teléfono- No sabía que eras tan joven cuando hablamos por teléfono- y le tendí la mano.
-¿Perdona?,-entonces se rio- ¡Ah! ¡Ya lo entiendo! ¿Es una cámara oculta no es cierto?, ¿Algún amigo mío te ha enviado para gastarme una broma?
-No sé de que me hablas, me gustaría poder entrar las maletas en la casa y descansar si no te importa. Aquí fuera hace un calor terrible.
-Te digo que esto tiene que ser una broma, porque me han alquilado la casa a mí. Yo no soy la propietaria, soy la inquilina.
-Tiene que haber un error...-dije preocupado- esto... alquilé la casa hace un mes por teléfono, hablé con una mujer, una tal Margarita. Ella me dijo que estaba libre, que podía alquilarla.
-Umm... Bueno.- se puso seria un momento y luego añadió con una sonrisa- entonces deberías pasar, averiguaremos que está pasando, ¿de acuerdo?- no la ví muy preocupada, supuse que seguiría pensando que era una broma.
-Gracias- dije sonriéndole amablemente- esto es un poco extraño- dije mientras cogía las maletas.
-Trae, te ayudo. Llevas unas cuantas maletas, necesitarás dos manos extra.
-Gracias de nuevo.
Entre los dos cogimos mis cuatro maletas y las metimos dentro de la casa. La puerta principal daba directamente al salón. Tenía una pantalla plana de mediana calidad, dos estanterías y la pared estaba decorada con la cabeza de un ciervo. Algo que era bastante espeluznante y que convenientemente no salía en las fotos de la página web. La mayoría de la estructura era de madera y la otra parte de cemento revestido con un color tierra lo que daba un ambiente rústico a la casa. No estaba nada mal. Además las grandes cristaleras hacían ver las estancias más grandes y iluminaban toda la casa.
-De momento dejemos las maletas en el salón.
Yo asentí y me entró la curiosidad sobre aquella chica. Puede que fuera una ocupa o algo parecido, así que decidí preguntar.
-¿Cuánto tiempo llevas en la casa?
-Dos días- dijo ella dándome la espalda mientras buscaba algo entre los cojines del sofá- ¡aquí esta!- se giró hacia mi y me enseñó un teléfono móvil- Llamaremos a la casera y averiguaremos que pasa.
-Buena idea.
Ella buscó en la agenda del teléfono y cuando encontró el número que le interesaba le dió a un botón y el móvil empezó a sonar. Al cabo de un rato se oyó una voz.
-Margarita al habla. ¿Que desea?
-Hola Margarita. Soy la chica que le ha alquilado la casa.
-Si, dime bonita- saludó la mujer cordialmente.
-Resulta que tenemos un pequeño problema. Ha aparecido un hombre. Se llama Seven. Dice que le ha alquilado la casa... y bueno... me gustaría... nos gustaría saber que es lo que ha pasado.
-¡Oh! ¿No me digas?, debe de haber un error.
-Si Margarita, eso esta claro- la chica me miró intentando decir que la mujer se estaba haciendo la sueca- ¿entonces conoce a Seven, no?
-Sí, sí, por supuesto que le conozco. Me llamó hace un mes...- luego se hizo el silencio al otro lado del teléfono- disculpad mi error. Creía que él estaría en la casa al año que viene, cuando la abandonaras tú. Debí de entender un año que no era. Perdonadme los dos.
-¿Hay algo que podamos hacer?- preguntó ella.
-No creo. En esta época del año no hay lugar en ningún sitio para quedarse. Como mínimo tendréis que pasar los meses del verano juntos. Hasta que la gente vuelva a las grandes ciudades a trabajar.
-Señora. No hay dos habitaciones, esa no es una opción posible.
Al otro lado del teléfono se empezaron a oir ruidos extraños y la voz se empezó a cortar de un modo que parecía que lo estaba haciendo a propósito. Lo último que dijo fue:
-En cuanto pueda les llamaré- cosa que entendimos a duras penas.
Los dos nos miramos cuando la llamada finalizó. Nuestra mirada era de confusión. Ninguno de los dos sabía que hacer, o que solución dar.
-No se que decir- dije honestamente- la verdad es que al principio he creído que eras una ocupa.
Ella sonrió y se rió un poco:
-Pues ya ves que no...- luego preguntó- Oye... ¿Seven, no?- yo asentí con la cabeza- ¿Cuánto tiempo has alquilado la casa?
-Todo el año. Hasta el verano que viene. Después me iré de... Estados Unidos- tendría que volver a trabajar en la organización por estas fechas el próximo año.
-Dios mío... El mismo tiempo que yo más o menos... No sé como arreglar esto. No hay dos habitaciones. Solo una y un pequeño cuarto que se podría llamar de invitados con un sofá cama. No hay nada al parecer en todo el pueblo. Al ser pequeño está todo copado a estas alturas del verano. Y ni siquiera nos conocemos, no sabes ni mi nombre y...  ¿vamos a vivir juntos?- tomó aire y siguió hablando rápidamente- ¿y si eres un asesino o un ladrón?
Yo sonreí ante su pequeño ataque de nerviosismo. Y respondí de la forma más simple que pude:
-¿Y si me dices tu nombre?
Ella paró de mirar a todos lados y fijó su mirada en mi con curiosidad.
-No soy ningún ladrón. Y mucho menos un asesino.
-Si fueras un asesino o un ladrón tampoco lo admitirías ¿no crees?
Yo la miré y le hice un gesto animándola a contestar. Al fin lo hizo.
-Vale, bien...- accedió- Mi nombre es Ángela. Ángela Fox.
-Encantado de conocerte Ángela. Mi nombre es Seven Black.


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